jueves, 16 de mayo de 2013

El picudo rojo



Parafraseando a un famoso y magnífico articulista, albergo una fe inquebrantable en la ilimitada estupidez del ser humano.

Vivimos en el planeta azul, donde se ha producido el milagro cósmico de la vida, y tenemos la  misión de conservarlo y transmitirlo a las generaciones venideras. Tenemos un derecho de usufructo, un préstamo de nuestros descendientes, no somos bajo ningún concepto propietarios, como algunos pudieran pensar.

¿Qué entendemos por sistema sostenible? El conjunto de actividades orientadas a la producción de bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas y que no compromete el futuro de las generaciones venideras.

Es evidente que el sistema actual es INSOSTENIBLE y la ciencia y la técnica sólo tienen parte de la respuesta, en el mejor de los casos.
 
El principio de desarrollo es claro: No es posible un crecimiento ilimitado en un medio limitado. El universo del picudo, la palmera, un medio también limitado y su crecimiento también aparentemente insostenible.

Los expertos dicen que pueden eliminar la plaga que arrasa las palmeras, siguiendo un protocolo adecuado, con métodos biológicos y plaguicidas químicos, se logra reducir y recuperar las palmeras afectadas, que no tengan la yema apical cortada por la larva. La esperanza es lo último que se pierde, pero finalmente la plaga lo invade todo.

Y la humanidad, sobre todo la urbanita, es la plaga que arrasa el planeta Tierra. Resulta incomprensible para algunos, entre los que me incluyo, que el picudo rojo acabe definitivamente con su hábitat, la palmera, o grupo de palmeras, que finalmente desaparecen.
 
Unos dicen que el efecto invernadero se produce por las emisiones antrópicas de CO2, otros que por el vapor de agua, otros que el metano, pero lo que no admite duda es el incremento exponencial de las emisiones.
También el picudo rojo aumenta su actividad predatoria con la temperatura, hasta la completa exterminación de la palmera atacada. La analogía con la quema de combustible fósil parece obvia, dando los últimos pasos con la destructiva extracción del gas de pizarra.

Hay mucha gente que piensa que esta es una cuestión de relativa importancia, pero no acuciante, que son problemas, pero no críticos. Se habla entonces de crisis, y un lector atento de la realidad podría pensar que el trasfondo reside en la codicia exacerbada y el intenso egoísmo inmerso en nuestra naturaleza humana, en lo que en mi pueblo decimos “el ansia”.

      Eficiencia, ahorro y suficiencia: Un círculo virtuoso que muchas personas sustituyen por otro vicioso: ineficiencia, malversación y derroche. Para algunos, el progreso es gastar y derrochar energía. No sólo es una necedad, es una irresponsabilidad, es insostenibilidad, es incultura disfrazada de poder ubérrimo, que viene de ubre, y a ésta se le está acabando la leche, como a la palmera la yema apical, cercenada por el picudo.

“Necesitamos un cambio de valores a una escala global masiva, una verdadera revolución cultural, pero no sé si seremos capaces de lograrlo”. (Rajendra Pachauri)

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